El color del Cielo Nocturno en la Dehesa Extremeña
EI cielo nocturno es un escenario natural de una belleza inigualable, lleno de estrellas, constelaciones y, en algunas noches, eventos astronómicos que a nos suelen dejar maravillado.
Sin embargo, la mayoría de los habitantes de núcleos urbanos no rurales rara vez experimentan las sensaciones de estar bajo este espectacular manto de estrellas debido a un fenómeno de difusión de la luz de farolas y edificios conocido como contaminación lumínica.
Mi nombre es Víctor Campano, soy un fotógrafo apasionado y especializado en capturar la belleza del paisaje nocturno y la astrofotografía. A lo largo de mi carrera, he tenido el privilegio de explorar y fotografiar algunos de los paisajes más impresionantes que la noche ofrece en Extremadura, un lugar perfecto para la observación y fotografía de nocturna por su excepcional calidad de a cielo.
Mi hábitat preferido para tomar estas imágenes es la dehesa extremeña, un rincón de la naturaleza que posee para mí una misteriosa y seductora cualidad en las formas caprichosas de sus encinas bajo el manto estrellado del cielo nocturno.
Con cada clic de mi cámara, busco revelar la profundidad de los ro cielos oscuros, los colores del universo y la belleza de los paisajes que se esconden en esta región.
La cámara, utilizada con los conocimientos técnicos apropiados y algo de destreza, llega a capturar lo que el ojo humano no es capaz de ver.
A partir de aquí te invito a acompañarme en un viaje a través de las noches de Extremadura, bienvenido a un viaje a través de la dehesa nocturna, donde los paisajes y los astros se unen en una sinfonía de luz y color.
Cuando la mayoría de la gente se imagina el cielo nocturno, piensa en un fondo negro y estrellado. Pero ¿es realmente así como debería ser? La respuesta es un rotundo no.
El color real del fondo del cielo nocturno es de un tono azul profundo. Este azul profundo se llama azul noche y es el resultado de la dispersión de Rayleigh, el mismo proceso que hace que el cielo diurno se vea azul.
A medida que la luz del sol pasa a través de la atmósfera, las partículas de aire dispersan la luz azul más que cualquier otro color, creando esa paleta característica.
Pero no solo tenemos este color, la presencia de galaxias, estrellas de diferentes temperaturas, nebulosas (nubes de gases como el hidrógeno-alfa) y fenómenos atmosféricos de diferente naturaleza hacen que la realidad de los colores del cielo nocturno extremeño sea una mezcla de diferentes tonalidades que van del negro al blanco, del magenta al rojo, de verdes, naranjas, azules etc.
En las fotografías que acompañan estas palabras se pueden apreciar varios, en todas ellas aparece el centro de la vía láctea, la galaxia espiral en la cual se sitúa nuestro sistema solar; por otra parte, en la zona más baja y cercana al horizonte se suele ver un tono anaranjado propiciado por la contaminación lumínica de las poblaciones cercanas.
El centro galáctico, compuesto por millones de estrellas, se percibe como una franja ancha de colores amarillos o naranjas.
Se pueden apreciar también algunas nubes magentas propias de las nebulosas de emisión formadas por grandes regiones de átomos de hidrógeno excitados e iluminados por estrellas extremadamente calientes.
A la vez que nos vamos alejando con la mirada de la vía láctea, los colores se enfrían, podemos distinguir el tono azul noche salpicado de estrellas que emiten diferentes tonalidades vinculadas a la temperatura de cada una de ellas: en azul las más calientes con temperaturas de más de 30.000° C, en blanco las intermedias, amarillo las que se sitúan en la franja de los 5.000° a 10.000° y, por último, las más frías visibles en rojo con temperaturas que oscilan en torno a los 2.000°.
También se pueden empezar a percibir, aunque más sutilmente, otros colores verdosos o rojizos provocados por fenómenos como el airglow, también conocido como luminiscencia atmosférica, y que se puede definir como un fenómeno óptico natural que se produce en la parte alta de la atmósfera de la Tiera.
Este fenómeno se caracteriza por la emisión de luz tenue y continua en la parte superior de la atmósfera, y es causado por diversas interacciones y procesos químicos entre átomos y moléculas en la atmósfera terrestre.
El airglow es responsable de la tenue luminosidad que a veces se observa en la parte superior de la atmósfera durante la noche, especialmente en lugares con cielos oscuros y despejados.
Aunque es mucho más débil que la luz de estrellas y planetas, el airglow contribuye a la luminosidad general del cielo nocturno.
Todo esto, junto a la inigualable belleza de las formas aleatorias y caprichosas de las encinas, es lo que muestro en mis fotografías, todas ellas tomadas de una sola exposición y con procesados en el ordenador bastante básicos, componen una pequeña muestra de la majestuosidad de lo que rodea a este pequeño planeta llamado Tierra desde el marco incomparable de la dehesa extremeña.